Dedico estas líneas a Javier B. por su artículo ¿Quienes maltratan?, publicado el pasado día 8 en el diario Huelva24,
Estimado Javier:
Nadie cuestiona, nadie puede cuestionar que los
malos tratos circulen en nuestra sociedad en todas las direcciones. Es algo
básico, evidente y generalizado.
Pero la violencia de género es
otra cosa. No te confundas, que no te confundan.
Y sabes por qué?
Porque cuando hablamos de violencia de género,
estamos hablando de un maltrato concreto, específico, diferente. Un maltrato
que tiene su propia naturaleza, sus propios principios, sus propios rasgos
identificativos, sus propias características perfectamente delimitadas y definidas
que la hacen distinta de las otras violencias.
Porque es una violencia que tiene su origen en
las relaciones de poder históricamente desiguales del hombre sobre la mujer
como exponente brutal de desigualdad.
Porque cuando hablamos de violencia de género,
de violencia machista, de violencia hacia la mujer hablamos de una violencia
ideológica, estructural, sistémica,...una violencia instrumental como herramienta
de poder, de control y dominio; una violencia correctiva, aleccionadora,
con un mensaje implícito; violencia mantenida en el tiempo que sigue un ciclo
muy concreto que se repite absolutamente en todos los casos.
Porque la violencia de género es unidireccional del hombre
contra la mujer como reivindicación de hombría, como la excelencia de un
machismo dominador, hegemónico avalado por una cultura patriarcal muy
prevalente que hunde sus raíces en 6000 años de historia.
Porque es supremacía y es privilegio a través de un machismo transversal insoportable.
Porque es supremacía y es privilegio a través de un machismo transversal insoportable.
Y porque se trata de una violencia diferente
tiene un reconocimiento jurídico específico, una legislación propia
adaptada y es administrada por unos Tribunales, juristas y profesionales
especializados.
Por todas estas razones, mezclar conceptos,
amalgamar definiciones es tanto como desfigurar la realidad, sustraerse a la
evidencia y es un ejercicio de irresponsabilidad porque es cuestionar hechos constitutivos de delito doloso.
La violencia por razón de género aunque se da
especialmente en el ámbito privado, constituye un problema social porque atenta
contra los derechos humanos y las libertades fundamentales de mujeres y menores
y así lo reconoce la Organización de Naciones Unidas y lo respalda y lo ampara
el ordenamiento jurídico nacional e internacional. Problema social, repito, que
ha costado la vida en este país a casi 1000 mujeres en los últimos 16 años.
Mujeres que fueron asesinadas por una razón, por una causa por la que no
hubiera sido asesinado un hombre.