Nadie cuestiona que la violencia, los malos tratos, circulen en nuestra
sociedad en todas las direcciones. Es algo muy básico y evidente.
Pero la violencia machista, la violencia de género es otra cosa. No te confundas, que no te
confundan.
Y sabes por qué?
Porque cuando hablamos de violencia machista, estamos hablando de una
violencia concreta, específica, diferente. Una violencia que tiene su propia
naturaleza, sus propios principios, sus propios rasgos identificativos, sus
propias características perfectamente delimitadas y definidas que la hacen
distinta de las otras violencias.
Porque es una violencia que tiene su origen en las relaciones de poder
históricamente desiguales del hombre sobre la mujer como brutal exponente de
desequilibrio e injusticia social.
Porque cuando hablamos de violencia de género, de violencia machista, de
violencia hacia la mujer hablamos de una violencia ideológica, estructural,
sistémica; una violencia instrumental como herramienta de poder, de control, de
dominio; una violencia correctiva, aleccionadora, con un mensaje
implícito; una violencia mantenida en el tiempo que sigue un ciclo muy concreto
que se repite en todos los casos.
Porque la violencia de género es unidireccional, del hombre hacia la mujer
como reivindicación de hombría, como excelencia de un machismo dominador,
hegemónico avalado por una cultura patriarcal muy prevalente que hunde sus
raíces en miles de años de historia.
Porque es supremacía y es privilegio a través de un machismo transversal
insoportable.
Por todas estas razones, mezclar conceptos, amalgamar definiciones es tanto
como desfigurar la realidad, abstraerse a la evidencia y es un ejercicio de
irresponsabilidad porque es cuestionar hechos constitutivos de delito doloso.
La violencia machista constituye un problema social porque atenta contra
los derechos humanos y las libertades fundamentales de mujeres y menores y así
lo reconoce la propia Organización de Naciones Unidas y lo respalda y lo ampara
el ordenamiento jurídico nacional e internacional. Problema social, repito, que
ha costado la vida en este país a más de 1000 mujeres en los últimos 17
años.
Mujeres que fueron asesinadas
por una razón, por una causa por la que no hubiera sido asesinado un
hombre.