LA MUJER CON PASADO
Se le atribuye a la cantante Chavela Vargas la sentencia que me invita a iniciar una reflexión : “las mujeres con pasado y los hombres con futuro son las personas más interesantes”. Frase que, por otro lado, Oscar Wilde pone en boca del protagonista de El retrato de Dorian Grey. En el libro la obsesión por la juventud del personaje masculino le obliga a anhelar la promesa de futuro que implica saber que se tiene la vida por delante. El hecho de que le interesen las mujeres con pasado es una licencia literaria en sintonía con la aguda visión del autor. La verdad es que en la Inglaterra victoriana lo último que necesitaba una mujer era un pasado.
Ignoro el contexto en el que la Vargas utilizó estas palabras, no sé cuál es el futuro que visualiza como digno de interés, ni el pasado al que alude. Es inevitable pensar que en una mujer como ella un pasado tan turbulento y apasionado en ocasiones haya representado una carga. O quizá no, menos aún cuando los actos que hoy son pretéritos ayer eran potencia, acción y libre elección. Nunca hay que arrepentirse de lo que se ha hecho. Puede que tampoco de lo que no se ha hecho, aunque ya decía el gran Carlos Berlanga en una de sus canciones que “ser prudente de más es tan malo como no serlo”.
Me interesan más las personas (mujeres y hombres) con pasado que con futuro. No puedo evitarlo, siempre me ha atraído más la maestría que da la madurez que eso que llaman el frenesí de la juventud. Prefiero sentarme a escuchar las anécdotas del que ha vivido que apostar por los planes de un mañana incierto.
En nuestra sociedad, tener pasado y veteranía han significado garantía de dignidad en el hombre, pero en la mujer han sido sinónimo de peligro para su reputación. Lo mejor era no tener mucho que contar. Las mujeres con experiencia eran perfectas para vivir una aventura, incluso para enamorarse perdidamente (así nace el concepto de Mujer Fatal), pero nunca para que se convirtieran en la honrada esposa y madre de familia. Vamos, que no eran de fiar. Una moralidad caduca basada en el pecado escondía una justificación psicológica, un pretexto masculino para no afrontar la realidad, porque es más fácil parecer brillante y atractivo ante una ingenua que ante una señora docta en mundología aplicada. La mujer con pasado a veces da miedo a quien no la merece, pero es un premio para quien tiene la valentía de descubrir sus secretos.
Blog Ellas. El mundo
Se le atribuye a la cantante Chavela Vargas la sentencia que me invita a iniciar una reflexión : “las mujeres con pasado y los hombres con futuro son las personas más interesantes”. Frase que, por otro lado, Oscar Wilde pone en boca del protagonista de El retrato de Dorian Grey. En el libro la obsesión por la juventud del personaje masculino le obliga a anhelar la promesa de futuro que implica saber que se tiene la vida por delante. El hecho de que le interesen las mujeres con pasado es una licencia literaria en sintonía con la aguda visión del autor. La verdad es que en la Inglaterra victoriana lo último que necesitaba una mujer era un pasado.
Ignoro el contexto en el que la Vargas utilizó estas palabras, no sé cuál es el futuro que visualiza como digno de interés, ni el pasado al que alude. Es inevitable pensar que en una mujer como ella un pasado tan turbulento y apasionado en ocasiones haya representado una carga. O quizá no, menos aún cuando los actos que hoy son pretéritos ayer eran potencia, acción y libre elección. Nunca hay que arrepentirse de lo que se ha hecho. Puede que tampoco de lo que no se ha hecho, aunque ya decía el gran Carlos Berlanga en una de sus canciones que “ser prudente de más es tan malo como no serlo”.
Me interesan más las personas (mujeres y hombres) con pasado que con futuro. No puedo evitarlo, siempre me ha atraído más la maestría que da la madurez que eso que llaman el frenesí de la juventud. Prefiero sentarme a escuchar las anécdotas del que ha vivido que apostar por los planes de un mañana incierto.
En nuestra sociedad, tener pasado y veteranía han significado garantía de dignidad en el hombre, pero en la mujer han sido sinónimo de peligro para su reputación. Lo mejor era no tener mucho que contar. Las mujeres con experiencia eran perfectas para vivir una aventura, incluso para enamorarse perdidamente (así nace el concepto de Mujer Fatal), pero nunca para que se convirtieran en la honrada esposa y madre de familia. Vamos, que no eran de fiar. Una moralidad caduca basada en el pecado escondía una justificación psicológica, un pretexto masculino para no afrontar la realidad, porque es más fácil parecer brillante y atractivo ante una ingenua que ante una señora docta en mundología aplicada. La mujer con pasado a veces da miedo a quien no la merece, pero es un premio para quien tiene la valentía de descubrir sus secretos.
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