sábado, septiembre 19, 2020

A PROPÓSITO DE VIOLENCIA MACHISTA

 Nadie cuestiona que la violencia, los malos tratos, circulen en nuestra sociedad en todas las direcciones. Es algo muy básico y evidente.

Pero la violencia machista, la violencia de género es otra cosa. No te confundas, que no te confundan.
Y sabes por qué?
Porque cuando hablamos de violencia machista, estamos hablando de una violencia concreta, específica, diferente. Una violencia que tiene su propia naturaleza, sus propios principios, sus propios rasgos identificativos, sus propias características perfectamente delimitadas y definidas que la hacen distinta de las otras violencias.
Porque es una violencia que tiene su origen en las relaciones de poder históricamente desiguales del hombre sobre la mujer como brutal exponente de desequilibrio e injusticia social.
Porque cuando hablamos de violencia de género, de violencia machista, de violencia hacia la mujer hablamos de una violencia ideológica, estructural, sistémica; una violencia instrumental como herramienta de poder, de control, de dominio;  una violencia correctiva, aleccionadora, con un mensaje implícito; una violencia mantenida en el tiempo que sigue un ciclo muy concreto que se repite en todos los casos.
Porque la violencia de género es unidireccional, del hombre hacia la mujer como reivindicación de hombría, como excelencia de un machismo dominador, hegemónico avalado por una cultura patriarcal muy prevalente que hunde sus raíces en miles de años de historia.
Porque es supremacía y es privilegio a través de un machismo transversal insoportable.
Por todas estas razones, mezclar conceptos, amalgamar definiciones es tanto como desfigurar la realidad, abstraerse a la evidencia y es un ejercicio de irresponsabilidad porque es cuestionar hechos constitutivos de delito doloso.
La violencia machista constituye un problema social porque atenta contra los derechos humanos y las libertades fundamentales de mujeres y menores y así lo reconoce la propia Organización de Naciones Unidas y lo respalda y lo ampara el ordenamiento jurídico nacional e internacional. Problema social, repito, que ha costado la vida en este país a más de 1000 mujeres en los últimos 17 años. 
Mujeres que fueron asesinadas por una razón, por una causa por la que no hubiera sido asesinado un hombre. 



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