Algunas mujeres, sin saberlo, ejercen un rol maternal con sus compañeros, y creen que podrán salvar al amado de sus problemas a base de amor. Porque también hemos interiorizado el mito de que el amor todo lo puede, que el amor nos salva de nosotros mismos y de nuestros problemas, que el amor supera todos los obstáculos cuando es verdadero y auténtico. Y con esa idea podemos quedarnos meses y años esperando al milagro romántico que nos lleve al paraíso del amor: ese cambio que se dará por arte de magia y logrará convertir al sapo verde en príncipe azul.
Es una trampa a veces mortal para muchas de nosotras, porque al compadecernos del hombre con problemas, lo que hacemos es ponernos en riesgo a nosotras mismas. El amor no es suficiente para sostener una relación sin reciprocidad, ni para salvar a nadie de sus adicciones, de sus traumas, de su discapacidad emocional o de sus problemas con la violencia.