Los 15 hombres que han asesinado este año a sus
parejas y ex parejas no asesinaron a ninguna mujer en 2016. Los 52 hombres que
mataron en 2016 no asesinaron en 2015. Los 54 asesinos de 2015 no acabaron con
la vida de ninguna mujer en 2014... Y así podríamos continuar hasta tomar
conciencia de que, en España, hay 60 hombres de media que cada año asesinan a
sus mujeres.
60 hombres que no forman parte de grupos criminales
ni están dentro de la delincuencia organizada ni de mafias asesinas. 60 hombres
de todas las edades, de cualquier provincia, de entornos rurales y urbanos...
Son 60 hombres tan normales que, cuando acaban con la vida de sus mujeres, los
vecinos los consideran "buenas personas", "amables",
"correctos y educados", tal y como vemos en los informativos cuando
éstos cubren los homicidios por violencia de género.
Ellos mismos se consideran víctimas de las circunstancias
cuando los entrevistan en prisión después de haber sido condenados por el
homicidio cometido. Esto es lo que comprobé, personalmente, en una serie de
entrevistas realizadas en 2011.Para la mayoría de estos hombres, todo son
excusas y justificaciones, amparadas en las referencias culturales.
Y ésta es la clave para entender esta violencia y
acabar con ella. No la situación y circunstancias de cada violento y asesino
sino el contexto común a todos ellos. Y ese contexto es esa cultura machista
que permite iniciar la violencia de género desde una normalidad que habla de
hombres malos, borrachos y alcohólicos y de malas mujeres, madres y esposas.
Una normalidad que consigue que el 3% de la
población de la Unión Europea considere que hay razones para maltratar a una
mujer (Eurobarómetro, 2010) y que luego, cuando se produce la violencia y sus
60 homicidios anuales, sólo el 1'8% de la sociedad considere que se trata de un
problema grave (CIS, enero 2017).
Mata el machismo, los machistas sólo ejecutan la conducta
que han construido a partir de una sociedad distante, que sólo se detiene ante
los homicidios para guardar minutos de silencio con los que seguir construyendo
la ausencia en la solución.