¿Qué pensamos cuando vemos a ese varón que se dice “progre”, eludir o esquivar con justificaciones su quehacer en el hogar? ¿Y de ese “tío majo”, que dice que puede hacer pocas cosas en casa porque llega tarde y cansado del trabajo, pero que tiene tiempo para sentarse dos horas frente al ordenador? ¿Y cuando escuchamos al que dice que es muy compañero porque “ayuda” en todo a su pareja?. O ¿qué sentimos ante el que, cuando su pareja le reclama algo justo, se queja del “estilo” que ella emplea descalificando así dicho reclamo ?. Y ¿qué opinamos del que comenta que él no es machista porque disfruta bañando, preparándole la comida y jugando con su niña?. O, de ese otro que se dice de izquierdas pero se enfada silenciosamente si su pareja le pide consejo y luego ella hace algo diferente a lo aconsejado?.
Si somos varones progresistas, es probable que algunos pensemos que más de uno de esos ejemplos nos muestran actitudes un poco machistas, pero que no tienen demasiada importancia. Otros disculparíamos a los varones que tienen esas actitudes, porque aunque no sean correctas son trazas del machismo “que uno no puede sacarse de encima de repente”. Si somos bastante autocríticos, puede ser que tengamos un cierto cargo de conciencia al vernos reflejados, aunque inmediatamente podríamos decir que no permiten ver las cosas buenas que sí hacemos los varones. Si fuéramos conservadores, probablemente ni tomáramos en cuenta la propuesta de reflexionar sobre lo que los varones hacen, ya hartos de los cuestionamientos de las mujeres a nuestro modo de ser.
Este artículo está dedicado especialmente a los varones que están intentando revisar, rebelarse y denunciar los códigos machistas en los que fueron entrenados y que se están esforzando para lograr igualdad con las mujeres. Pretende ser un llamado a seguir profundizando en la reflexión y autocrítica sobre los propios comportamientos, aplaudiendo los propios logros en el camino hacia la igualdad, pero sin olvidar que queda aún mucho por recorrer. Es un aporte realizado desde la convicción que los varones no debemos anclarnos en lo ya conseguido ni sobrevalorarlo, que junto a nuestros deseos de cambio también hay resistencias, que la autocomplacencia es mala consejera, que es necesario ver los no-cambios que existen dentro del proceso de cambio. Y que la igualdad real solo es posible si los varones detectamos y desactivamos todos los obstáculos y resistencias –grandes y pequeños, propios y sociales, cotidianos o no- que se oponen a ella.
Micromachismos: el poder masculino en la pareja moderna
Luis Bonino: Psicoterapeuta y Director del Centro de Estudios de la Condición Masculina de Madrid.
Si somos varones progresistas, es probable que algunos pensemos que más de uno de esos ejemplos nos muestran actitudes un poco machistas, pero que no tienen demasiada importancia. Otros disculparíamos a los varones que tienen esas actitudes, porque aunque no sean correctas son trazas del machismo “que uno no puede sacarse de encima de repente”. Si somos bastante autocríticos, puede ser que tengamos un cierto cargo de conciencia al vernos reflejados, aunque inmediatamente podríamos decir que no permiten ver las cosas buenas que sí hacemos los varones. Si fuéramos conservadores, probablemente ni tomáramos en cuenta la propuesta de reflexionar sobre lo que los varones hacen, ya hartos de los cuestionamientos de las mujeres a nuestro modo de ser.
Este artículo está dedicado especialmente a los varones que están intentando revisar, rebelarse y denunciar los códigos machistas en los que fueron entrenados y que se están esforzando para lograr igualdad con las mujeres. Pretende ser un llamado a seguir profundizando en la reflexión y autocrítica sobre los propios comportamientos, aplaudiendo los propios logros en el camino hacia la igualdad, pero sin olvidar que queda aún mucho por recorrer. Es un aporte realizado desde la convicción que los varones no debemos anclarnos en lo ya conseguido ni sobrevalorarlo, que junto a nuestros deseos de cambio también hay resistencias, que la autocomplacencia es mala consejera, que es necesario ver los no-cambios que existen dentro del proceso de cambio. Y que la igualdad real solo es posible si los varones detectamos y desactivamos todos los obstáculos y resistencias –grandes y pequeños, propios y sociales, cotidianos o no- que se oponen a ella.
Micromachismos: el poder masculino en la pareja moderna
Luis Bonino: Psicoterapeuta y Director del Centro de Estudios de la Condición Masculina de Madrid.