Existen diversas teorías acerca de la relación del color violeta con las reivindicaciones de las mujeres y en aras de la igualdad.
La explicación más extendida lo asocia a un suceso trágico: el 25 de marzo de 1911, 146 personas, de la fábrica textil Triangle Shirtwaist de Nueva York, de las cuales 123 eran mujeres muy jóvenes perecieron en un incendio mientras protestaban por las durísimas condiciones laborales de las que eran objeto.
Se dice que el humo que salía
de la fábrica después del incendio, y que se podía ver a kilómetros de
distancia en toda la ciudad de Nueva York, era de color violeta porque de ese
color eran las prendas que confeccionaban.
Sin embargo, también tenemos el
hecho de que las sufragistas inglesas en 1908 ya usaban el color malva como símbolo
en sus manifestaciones.
Otra teoría simplifica esta
relación entre color y movimiento. Si el feminismo es igualdad de hombres y
mujeres, se juntan los colores azul y rosa, resultando el violeta, como el
color de la igualdad.
Lo cierto es que este color es
el color del feminismo que representa la igualdad entre mujeres y hombres y por
tanto, violetas han de ser las gafas con las que se debe mirar el mundo, según
la teoría feminista. Esta metáfora, utilizada por primera vez por la escritora
Gemma Lienas, de ponerse las gafas violetas, se corresponde con una nueva
manera de mirar el mundo para darse cuenta de las situaciones injustas hacia la
mujer por el simple hecho de serlo.
Ponernos las gafas violetas significa ver la vida con perspectiva de género o, dicho de otra manera, estas simbólicas gafas nos proporcionan una mirada crítica para descubrir las desigualdades entre hombres y mujeres en nuestro día a día.
¿Cuándo decidimos colocarnos
estas gafas?
No lo decidimos, sencillamente
ocurre. Y ocurre cuando tomamos conciencia de la desigualdad de género. Cuando
esto sucede, cuando tenemos las gafas violetas ante nuestros ojos, ya nada es
igual, porque a partir de ese momento se proyecta una nueva mirada que
cuestionará los valores androcéntricos, es decir, valores que se dan por buenos
vistos desde los ojos masculinos. Se observará las discriminaciones y pequeños
actos cotidianos que se asimilan como normales pero que tienen tintes
machistas. Son los micromachismos como realidades limitantes y opresoras para
las mujeres.
Os invito a reflexionar, tomar conciencia y llevar gafas violetas. Porque para acabar con las desigualdades primero hay que verlas.