YO, MALTRATADOR (arrepentido) Interesante artículo de Pedro Simón
Yo no lo dudo… estoy convencida de la imposibilidad de rehabilitación del maltratador y este artículo es una prueba más de ello. Y en esto, al igual que en otros aspectos, coincido con el profesor Lorente Acosta.
No debe haber ni un solo agresor que alguna vez no haya manifestado incluso de rodillas, llorando, su arrepentimiento ante la víctima y su deseo de restituir el daño causado. Es muy recurrente ese…. “Te prometo que voy a cambiar”.
Pero el arrepentimiento del maltratador es irreal, de conveniencia, falsario, condicionado e interesado. Como todos sus movimientos, lo usa para su utilidad, para su beneficio y ventaja, motivado básicamente, por el temor al cese de la relación, para evitar la separación, la pérdida del vínculo con la pareja y que, como todo lo que hace, no es sino un gesto más en la estrategia del maltrato, es el paso que sabe que la sociedad -y la víctima- esperan de él.
Cuando se arrepiente y/o pide perdón lo hace por las consecuencias de sus hechos, pero no por los hechos en sí mismos. El maltratador está seguro de haber actuado con total legitimidad, como corresponde a su hombría y no tardará en volver a manifestar sus verdaderas intenciones y será reincidente con todas las mujeres que se le ponga por delante, porque actúa motivado por su propia convicción, por principio; es una cuestión de fe.
Al maltratador le resulta muy difícil observarse a sí mismo. Tiene ideas muy rígidas y su mente, funciona como un canal cerrado; no entiende la relación causa-efecto, y actúa motivado más por lo que imagina que por la realidad de los hechos, por lo que cualquier intento de cambio es prácticamente imposible y porque además ese machismo en el que se fundamenta su vida, le da derecho a actuar como lo hace. Y no cambia, sencillamente, porque no considera necesario cambiar.
El machista violento ni es un enfermo, ni es un delincuente, por lo que los programas de reinserción y/o rehabilitación, que pueden ser muy útiles en esos casos, a ellos le son indiferentes, les resbala….
A mi modo de ver, pasar un programa reeducativo para maltratadores es como darle licencia para seguir maltratando, pero esta vez con el atenuante de la supuesta reinserción/rehabilitación.
Muchas veces me han preguntado si el maltratador puede cambiar... Yo siempre respondo que sí, que puede cambiar, pero que siempre será a más y a peor porque va adquiriendo experiencia práctica y consolidando maldad. Y que eso es acumulativo.