¿Son tan inteligentes los
maltratadores como algunas veces se nos ha dicho? ¿Tan listos como creen
algunas víctimas?
En absoluto, nada más lejos de la realidad. La vida de los
maltratadores están rebosante de grandes y graves carencias, por eso necesita y
busca el poder y la superioridad, donde les resulta más fácil obtenerlo: en el
hogar. Fuera de él, serían incapaces de
enfrentarse a nadie, son demasiado cobardes para eso.
Pero además, los machistas violentos suelen centrar su atención (lo necesitan) exclusivamente en ejercer el
control sobre su pareja, desatendiendo el resto de las obligaciones habituales.
En definitiva, lo que parece inteligencia no es más que mucho tiempo libre para
centrarse en un solo tema.
La intención del agresor es muy básica, es muy primaria, no es otra que
la de perpetuar un orden que impone el principio absoluto masculino, la
supremacía de este sobre lo femenino.
Así cuando el maltratador
actúa, su intención va dirigida a de perpetuar ese principio. Es decir, cuando
golpea, no sólo intenta dañar, que también, sino que intenta aleccionar,
reeducar, reconducir a la mujer a que se mantenga en ese plano secundario,
invisible y dependiente del hombre. El maltrato del violento machista tiene
carácter aleccionador, disciplinario,
siendo la agresión, física o
psicológica, el medio de que se vale para imponer su dominio.
C.M.
C.M.