domingo, agosto 19, 2012

LA NORMALIDAD DEL MALTRATO A LA MUJER

Un maltratador nunca va a reconocer que esté haciendo algo malo o incorrecto, sino que simplemente, desempeñan el papel que como hombre, le corresponde y esto les ayuda a volver a la normalidad y a poder mirarse cada día en el espejo y presentarse ante la sociedad sin remordimientos y desde luego, sin culpabilidad.
Y consigue volver a la normalidad NEGANDO los hechos, negando su comportamiento.
La forma mediante la cual consiguen la negación, es RACIONALIZANDO, MINIMIZANDO y JUSTIFICANDO.
Racionalizan los hechos, ofreciendo una explicación según sus propios esquemas y pensamientos, y cada vez ampliando más los límites de su conducta, de tal manera que llegan a un punto en que hagan lo que hagan, por muy horrible que sea, a ellos les parece normal. Hasta que este autoengaño no finaliza, el ciclo de la violencia continuará siendo cada vez más grave.
Minimizan el daño hasta hacerlo casi invisible. Se convence de que el hecho no es tan grave "yo no la pegué, sólo la empuje, pero ella se dio contra la esquina de la mesa y se hirió a sí misma", así además se permiten culpabilizar a la víctima de exagerar la intervención de él. El maltrato psicológico es muy fácil de minimizar.
Justificando, consiguen explicar por que hicieron lo que hicieron, "no pretendía matarla, pero tuve que amenazarla para que dejara de gritar como una loca", "me hizo llegar al límite, me sacó de quicio y perdí el control"... Si admitieran que su conducta es mala, tendrían que admitir que son malos, ya que todos solemos identificarnos con nuestra conducta. 

Por tanto, justificar su comportamiento es una forma natural de supervivencia psicológica.
La negación es un truco de supervivencia que permite al maltratador vivir consigo mismo engañándose y engañando a la gente. Por tanto no es extraño que este tipo de agresores, fuera del contexto doméstico, en público, puedan resultar unas personas encantadoras, amables e incluso cariñosas. Engañando al vecindario, familia, amigos y amigas o incluso a jueces y juezas.
El maltratador tiene ideas patriarcales y machistas muy cerradas y por ello, no tiene prácticamente ninguna posibilidad de cambio: cree que la mujer y las hijas e hijos son de su propiedad y con sus "propiedades" puede hacer lo que quiera; percibe la conducta de la mujer como provocadora y por ello la culpa, le resulta muy difícil de observarse a sí mismo, confundiendo los sentimientos de ira y de miedo en una manifestación de semilocura, con resultados impredecibles.


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