martes, enero 24, 2017

EL EFECTO BONSAI EN LA VIOLENCIA DE GÉNERO

(Según una idea original del  profesor Lorente Acosta)

Un bonsái no es un árbol que no crezca, sino un árbol al que se le impide crecer.
Es su cultivador quien al mismo tiempo que lo riega y lo cuida con esmero para mantenerlo vivo le recorta ramas y raíces, manipulando su crecimiento natural a su capricho absoluto.
Porque el verdadero placer está en que crezca bajo el control de sus manos y de su imaginación. Y así obtiene su resultado óptimo, así consigue “su obra”. 
Si a un bonsai lo sacamos de su pequeña maceta y lo plantamos en el jardín, se muere, porque ni siquiera tiene raíces para profundizar buscando agua en el suelo.
Tenemos por tanto que la persona que va “destrozando” la planta es la misma persona que le permite que siga viva.
Esto es lo que hace el maltratador.
Cuando su pareja intenta crecer como persona, él se encarga de podar, de recortar, de impedir su desarrollo y crecimiento natural, pero al mismo tiempo da las justas dosis de cariño para mantenerla a su lado. La propia mujer se nota impotente, pero como recibe lo que necesita para seguir viviendo, crea una relación de dependencia. Depende de la misma persona que la anula. Y llega a creer que sin él no va a poder vivir.
Para poder desarrollarse, para poder crecer, necesita un proceso de adaptación.

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