martes, junio 16, 2015

EL ARREPENTIMIENTO DEL MALTRATADOR

Frecuentemente la mujer víctima llega al siguiente planteamiento, 

“Me pide perdón llorando. ¿Está realmente arrepentido? ¿Debo creerle? ¿Debo darle otra oportunidad?” 


Efectivamente, tras la fase de explosión, el maltratador suele entrar en una especie de arrepentimiento, para lo cual no duda en realizar todo tipo de juramentos, promesas y manifestaciones de calado suficiente que hagan conmover a la propia víctima. 

Este arrepentimiento no es sino un acto más, transitorio e irreal, de conveniencia; un gesto que el agresor usa para su utilidad, para su beneficio y ventaja, motivado básicamente, por el temor al cese de la relación, para evitar la separación,  la pérdida del vinculo con la pareja y que, como todo lo que hace, forma parte de su estrategia, del círculo del maltrato. 
Es importante saber que pide perdón  por las consecuencias de sus actos, pero no por los hechos en sí mismos. El suyo es un arrepentimiento condicionado e interesado. En ningún caso es un arrepentimiento auténtico, ni un deseo de restaurar el daño causado, ni la más mínima intención de modificar  su conducta, porque en realidad, no hay arrepentimiento, no hay propósito de enmienda, por mucho que lo jure. El maltratador está seguro de haber actuado con total legitimidad, como corresponde a su nivel de hombría y no tardará en volver a manifestar sus verdaderas intenciones. 

No hay que creer jamás en el arrepentimiento de un agresor. La petición de perdón y sus muestras de arrepentimiento son dos eslabones mas en la cadena de maltrato. 


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