sábado, septiembre 27, 2014

PARA MEJORAR TU AUTOESTIMA

Ya hemos visto en otros post la íntima relación entre malos tratos y autoestima. Una vez más traemos algunas recomendaciones que no deben caer en el olvido y que pueden servirte para mejorarla y hacer que te sientas mejor contigo misma. Veamos:

Para mejorar mi autoestima, es importante tener claro que quien ha de definir "mi autoestima" debo ser yo. Los y las demás no pueden ni deben decidir sobre mí, cuán importante puedo ser o cuán lejos puedo llegar. Soy yo quien  debo de trazar mis metas, mis proyectos e ideales y nunca delimitarlos en base a lo que los demás crean, piensen o esperen de mí.
Para aumentar mi autoestima debo tener y potenciar siempre una actitud positiva en todas las áreas de mi vida. Pensar en negativo solo me llevará a que todo se vea peor de lo que realmente es. En las malas situaciones, es preferible detenerse un rato y buscarle el lado positivo a la situación antes que caer en la desesperación y verlo todo negro.
Para mejorar mi autoestima es muy  importante evitar compararme obsesivamente con otras personas. La autoestima no debe estar definida por lo que yo haya logrado o vaya a lograr en comparación con logros o consecuciones ajenas. Cada persona es única y por lo tanto debo evitar las continuas comparaciones. Quizás otras personas hacen algunas cosas mejor que yo; sin embargo yo también tengo mis virtudes y realizo algunas actividades mejor que los demás.
Para mejorar mi autoestima debo huir de la búsqueda del perfeccionismo. Nadie es perfecto.  Mi autoestima nunca mejorará si tiendo a ser muy exigente conmigo misma ya que nunca estaré conforme con lo que logre. Debo dejar de pensar que una autoestima elevada está relacionada con la perfección, con ser bueno en todos los aspectos de la vida, tener éxito y conseguir muchos logros. El perfeccionismo sin embargo, suele esconder personas con baja autoestima. Ponerse metas está bien, pero deben ser metas lógicas, reales y alcanzables, solo de esa manera se logrará mejorar la autoestima.
Debo evitar las generalizaciones. Aquellas personas que sufren de baja autoestima, a menudo caen en las generalizaciones. Sin embargo, es importante evitarlo porque muchas veces lo único que hacen es predisponernos negativamente. Si pretendo aumentar mi autoestima, debo aprender a ver cada situación como un hecho aislado y no pensar que porque algo ha salido mal, todo debe salir mal.
Para mejorar mi autoestima es importantísimo aceptarme y quererme como soy, con mis virtudes y mis defectos y no olvidarme nunca de que nadie es perfecto.

Y esto ha de incluir, necesariamente, que no deba conformarme  y corregir mis defectos y mejorar y evolucionar como persona por mi misma y por la sociedad en la que vivo. 

jueves, septiembre 18, 2014

NO ME QUIERAS TANTO, poema de ANA RIVAS

Este es mi pequeño homenaje a todas las mujeres que están siendo maltratadas, con el deseo de que sean lo suficientemente valientes para salir de ese callejón de muerte y volver a ser felices. 

No me quieras tanto,
no me mandes flores después de un tortazo,
si eso es querer,
no me quieras tanto.

No me quieras tanto,
no me digas que soy tonta,
y después me des un abrazo,
no me quieras tanto.

No me quieras tanto,
no te sientas superior,
no me hagas tanto daño,
no me quieras tanto.

No me trates a patadas,
no me pises como a un gusano,
no me digas que lo haces,
porque todo lo que hago es malo.

No me quieras tanto,
si eso es querer,
odiame un rato,
no me quieras tanto.

Yo quiero respirar aire puro,
quiero que mi corazón este sano,
deja de maltratarme, te lo ruego,
no me quieras tanto.



miércoles, septiembre 17, 2014

RELACIÓN DE MALOS TRATOS Y SU EVOLUCIÓN

El maltrato evoluciona siempre hacia más maltrato. La evolución de una relación basada en la violencia, ya sea psíquica o física es, siempre, más violencia y/o más perfección en los métodos debido a la experiencia.
Es como un círculo vicioso, una especie de tela de araña que envuelve y enreda a la víctima y de la que resulta muy difícil salir. Después de la fase de conquista y una vez que se ha asegurado su confianza, se inicia  una fase donde el agresor comienza a atacar sin utilizar la agresión para conseguir sus objetivos de sumisión y control de la pareja. La humillación, la violencia psicológica, la decadencia personal así como el robo y/o destrucción de la autoestima de la mujer son sus principales estrategias de ataque. Así, la víctima se aísla de la realidad y comienza a ver las cosas como su pareja desea, reduciendo su autoestima. Ya en esta primera fase el miedo controla a la mujer víctima, es decir, ya ha caído en la trampa y comienza a perder recursos personales para controlar su propia vida, su propio destino.
Posteriormente, comienza la fase de aislamiento. La víctima,  una vez atrapada, capturada, la víctima comienza a romper su red social, a separarse de sus familiares y amigos, puede incluso puede abandonar su trabajo. De este modo es más fácil el control por parte del agresor y más fácil conseguir sus objetivos en la intimidad del hogar.
Hay una tercera fase, donde el agresor crítica constante todas las actuaciones de la mujer, iniciando un abuso psíquico constante mediante la crítica voraz a las opiniones o conductas de la víctima. El resultado no puede ser más devastador: la pareja experimenta una grave incapacidad para reaccionar, se siente impotente y descubre que haga lo que haga no va a obtener un resultado que mejore la situación.
La mujer, aislada, criticada, cada vez con menos recursos personales, se encuentra segregada, alienada. El contacto exterior es escaso o nulo. En este marco de cosas, cualquier intento por rebelarse por parte de la mujer para reconducir su vida, puede acabar con un “merecido castigo”, ya sea con agresiones físicas, e incluso sexuales: bofetadas, palizas brutales y/o sexo no consentido.
Es como una espiral de locura y maldad reiterada e innecesaria.

Cuando el agresor ha descargado contra la mujer toda la ira que le producen sus frustraciones personales, surge el temor de poder perderla, y emerge una peligrosísima fase final denominada falsa reconciliación. Los perdones, las explicaciones,  y excusas por parte del agresor sobre su amor hacia la víctima junto con la creencia generalizada de que el agresor va a cambiar llevan a la mujer a la renovación de la confianza. Pero esto no es más que el inicio de una nueva rueda de violencia, de un nuevo ciclo que no tardará a volver a recomenzar. Desgraciadamente, la mujer víctima cree a ciegas todas estas promesas, digamos que “necesita” creer que “esta vez será definitivo”, necesita sentir que todo lo sufrido no ha sido en vano, necesita pensar que en el fondo no es tan malo, sobre todo cuando el hombre aprovecha para hablar de su infancia desdichada, lo que deriva en un instinto de protección por parte de la mujer, que se encuentra ya atrapada en esa tela de araña y seguirá sufriendo numerosas agresiones cíclicas si no decide abandonar a su pareja.

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