jueves, noviembre 25, 2010

EL CONTACTO CERO EN LA VIOLENCIA DE GENERO

El contacto cero es un término que puede valer para definir aquella situación en que el contacto con otra persona, en cualquiera de sus formas, es absolutamente nulo, inexistente.
Lo venimos utilizamos desde hace ya algún tiempo, para dar a entender de forma clara y breve que es un método muy efectivo, muy práctico en aquellos casos en que una mujer desea poner fin a la relación. En esos casos en que a la mujer le cuesta dejar a la pareja, que no sabe como hacerlo, que tiene una fuerte dependencia, que no esté segura y anda confundida, que cree que lo quiere, o que la situación tiene arreglo, que pueden quedar como amigos, etc.  ha de saber que ha pasar, necesariamente por cortar radical e inmediatamente todo trato con él, sin dar ni la más mínima opción, ni posibilidad a ningún tipo de contacto: ni telefónico, ni escrito, ni visual, ni a través de otras personas. Es decir, de ninguna manera. El contacto ha de ser nulo, ha de ser cero. Dicho de otro modo, es necesario "borrarlo" de tu vida, ya que si se deja la más mínima fisura entre ambos, él, insistentemente, volverá a “colarse” y ella volverá a darle otra oportunidad que para lo único que vale es para reiniciar el ciclo de la violencia y correr riesgos.


El término CONTACTO CERO, ni está establecido, ni reconocido oficialmente por nadie, ni corresponde a ninguna campaña contra la violencia de género. Es simplemente una frase hecha,  muy efectiva para aplicar en situaciones de violencia machista. Surgió de forma espontánea en un foro específico de malos tratos que yo frecuentaba. Lo alegué, en una de mis respuestas, a una consulta planteada, porque me resultaron dos palabras que encerraban la clave a este tipo de situaciones y otra compañera de foro consideró la definición muy práctica y comenzó a utilizarlo. A partir de ese momento, todas lo aplicamos.
Posteriormente, se ha ido extendiendo por otros muchos sitios, aunque no siempre en el contexto pretendido.
Es algo que no tiene demasiada importancia, pero quería hacer esta puntualización.



                                                                                               

sábado, noviembre 20, 2010

ANTES DE SER ASESINADAS, por José Antonio Burriel

ANTES DE SER ASESINADAS

Otro asesinato machista más, esta vez en Sevilla, ha teñido de sangre a la sociedad, porque la sangre de las mujeres asesinadas cae sobre la sociedad y reclama una respuesta más enérgica y eficaz para acabar con esa violencia machista, que este año se ha cobrado más victimas que el año pasado.
Y una vez una historia parecida a la de la inmensa mayoria de los mujeres asesinadas este año: malos tratos anteriores, lesiones y ausencia de denuncias. Un medio de comunicación tituló un reportaje de este modo: muertas antes de asesinadas. Y este es el problema crucial de las noticias sangrientas de asesinatos de mujeres por sus parejas o exparejas: una historia de golpes, humillaciones, esclavitud, “muerte para la vida y la dignidad”. ¿Denunciar?
Las instituciones oficiales volverán a llamar la atención sobre la necesidad de denunciar para poner en marcha las medidas de protección. Hay que examinar a fondo las reticencias a denunciar por parte de las mujeres maltratadas. Solamente ese examen profundo nos permitirá arbitrar medios eficaces de protección incluso anteriores a la denuncia. Insistir en la necesidad de denunciar sin ofrecer medios e instrumentos para que las mujeres maltratadas se decidan a ello, me parece campaña baldía.
Y las mujeres son reticentes a denunciar porque dentro de ellas permanece la perplejidad entre defender sus derechos como persona y defender la familia y los hijos. Facilitemos a las mujeres maltratadas el consejo y el asesoramiento para la solución de sus dudas, y hagámoslo sin la perentoriedad de exigir una denuncia oficial.
Y las mujeres son reticentes a denunciar porque tienen recelo de que se les tache de falsarias o que procuran encontrar atajos para la separación o beneficios sociales y económicos. Es precisa una actuación enérgica contra quienes andan empeñados en una campaña maledicente sobre las denuncias falsas de las mujeres. Hay que exigirles pruebas fehacientes, y si carecen de ellas, que la justicia actúe con todos los medios a su alcance. Hay que hacer llegar a la toda la sociedad que se esta haciendo daño a las mujeres con “la falsedad de las denuncias falsas”.
Y, siendo las mujeres reticentes a denunciar, activemos los Servicios Sociales –mayor profesionalidad y eficacia- para que pongan en marcha alertas y detecten la existencia de maltrato hacia esta o aquella mujer. Es posible, pero, por desgracia, el silencio de actuaciones de los distintos organismos sociales de atención a la mujer en los casos de asesinato esta presente. Hay que publicar, hay que realizar estudios e informes, hay que formar…¡hay que actuar dia a dia, barrio a barrio, calle a calle!
Y, ante la reticencia de las mujeres a denunciar, los familiares, amigos, compañeros y vecinos tienen que dar un paso al frente: que alerten a los organismos competentes de la existencia de malos tratos. Que no se les exija presentar una denuncia formal, pues tal exigencia impide, en muchos casos, un paso al frente


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